lunes, 4 de octubre de 2010

La casa “refugio y reclusión”

Una casa es un conjunto de pequeñas habitaciones “laboratorio”.
En la cocina, con sus olores y vapores se realizan todo tipo de pócimas para la salud y alimento que poco tiempo después será ingerido en el “comedor”

El dormitorio, ahí donde pasamos hasta un tercio de nuestra vida, además de la cama elemento casi indispensable de sustento al colchón. Nos mantiene aislados del peligroso frío del suelo, dejando entre los mismos un espacio de aire para su ventilación o efecto amortiguador térmico.
También ahí se resuelven peleas matrimoniales, ejercicios amorosos y también por que no, se tejen grandes traiciones.
Éste laboratorio pasional, encuentro y cuadrilátero, nos protege y nos preserva.

El baño, laboratorio higiénico y confesionario a nuestra intimidad. Elemento indispensable de refugio acústico y momento sublime del imaginario humano o constipación del acto creativo.
Experimento in situ de la gravedad y los desniveles.
Recinto intestinario de meditadas lucubraciones.

El ahora mal llamado “living”, lugar de encuentro social y desplazado por la televisión quedando destinado a una sala de cine, con estufa escuálida o imponente coloso de cemento; para exposición de nobles objetos familiares, junto a un corazón crepitante de fuego.

Lugares como el estudio o biblioteca, han ido cayendo en desuso entre la población o acorralados a un pequeño mueble, las mas de las veces cubierto de polvo y olvido.
Volúmenes de tapas duras y pardos encuadernados que ya nadie los explora, sirven para darle al decorado un aire de nobleza y cultivada tradición.
El diccionario referente indispensable, biblia de “vareliana tradición”.
Alguna colección en varios tomos de ediciones mas modernas con figuras y fotos a color, marcando el cambio del progreso gutembergiano.
En nuestros días de globalización, el computador personal ha comprimido en moldes binarios toda una vasta producción de tinta y papel; de pigmento y pulpa vegetal.
Horas días y años de ejercicio caligráfico a un clic de mouse.
Todo ese tiempo acumulado, ahora al servicio de ejercicios rápidos interpretativos de una pantalla atiborrada de mensajes, leyendas, información, desinformación, juegos electrónicos y más, muchísimo más.

El campo virtual a reunido el sonido, la imagen y el movimiento; o sea los aspectos físicos de la materia. Postergando la química de los sabores y olores al ámbito imaginativo.
Aún queda un trecho para llegar al pensamiento imaginado por Brádbury en su “el hombre ilustrado” y un poco más aún al propuesto por Einstein en su “paradoja de los hermanos gemelos”
Ése recinto o habitáculo. Ese laboratorio del pensamiento. Ese refugio sagrado del hombre. Invadido muchas veces, saboteado otras tantas, corrompido, mutilado, traicionado, mancillado, excitado y también inhibido.
Ése campo de interacción fuera y dentro de la mente.
Recluido a purgatorios altillos, o infernales sótanos.
A deambulancias mendicantes, o encierros farmacológicos.
A locura contenida, o catárticas manifestaciones.
tincho

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